El turismo responsable beneficia al medio ambiente y a la cultura local, y al mismo tiempo nos ofrece experiencias únicas y diferentes
Cuando llegan las vacaciones, todos pensamos en hacer algo diferente. Buscamos paisajes espléndidos y rincones de naturaleza a los que acceder fácilmente con un vehículo. Existen numerosos medios de transporte que nos permiten visitar un sinfín de destinos, y solemos buscar la forma más simple… el coche. Pero la contaminación que producen es algo que no acostumbramos a calcular a la hora de programar nuestras vacaciones.
Existen muchas formas de viaje que no perjudican tanto al medio ambiente. Si vamos a elegir una de ellas, sin duda debería ser el tren. Para planificarnos, la mejor idea sería tratar de usar todo lo posible medios de transporte públicos, que nos ayudan a reducir la contaminación. Y si se puede, usar la bici, o ir andando. Hay que intentar buscar una idea de viaje que no sea perjudicial para el medio ambiente y con la que disfrutar al mismo tiempo. Huyamos de las formas habituales de viajar, las playas masificadas y el turismo que daña sus ecosistemas.
Pero no dejemos de viajar. Existen numerosas organizaciones que nos ayudarán a viajar de forma responsable, basta sólo saber elegir. Podemos ir a paraísos exóticos sin alojarnos en grandes hoteles que aíslan al turista del resto de la población. ¿Cómo? Rompiendo con los estereotipos y buscando la integración y la realidad del destino en el que nos encontramos. En definitiva, practicando un turismo responsable. De esta forma lucharemos contra la pobreza y a la vez protegeremos el medio ambiente.
Para aquellos que no quieran o no puedan permitírselo, también en Italia existen numerosos destinos con los que aprender y vivir experiencias similares sin necesidad de alejarse, junto a los más pequeños de la casa. Un ejemplo lo tenemos en la “Faentina”, construida en 1887. Atravesar en tren los Apeninos por el valle del Lamone es una magnífica vivencia comunitaria. Esto es lo importante, vivir experiencias intransferibles, no dejar nunca de viajar, y buscar siempre la forma más responsable de hacerlo. La naturaleza nos lo agradecerá.