Parques públicos y espacios verdes urbanos mejoran la calidad de vida y nos protegen de la contaminación del aire. Es el resultado del último informe sobre la calidad del medio ambiente urbano publicado en los últimos días por ISPRA (Instituto para la Protección y la investigación del Medio Ambiente).
Este documento, en su décimo estudio y realizado mediante análisis de varios indicadores ambientales en 73 ciudades italianas, se compone de varios capítulos que profundizan en el estado del medio ambiente en la ciudad. Los temas tratados en el informe son: el suelo y el territorio, la naturaleza urbana, los residuos, el agua, calidad del aire, la construcción sostenible, el transporte, el turismo, las comunicaciones y las certificaciones ambientales.
Particularmente interesante es el capítulo de naturaleza urbana, donde se pueden ver los resultados de estudios recientes que se centran en la relación entre los parques públicos, la salud pública y la contaminación del aire.
Ahora se sabe que la contaminación del aire es una de las principales causas de enfermedades cardiovasculares y esto se confirma con algunos estudios que muestran que las personas que viven en las ciudades viven menos que los que viven en zonas ricas en áreas verdes. Este resultado no sólo es atribuible a reducir la exposición a los contaminantes del aire, sino también al hecho de que el contacto con el verde también parece tener un impacto significativo en la salud mental y física.
El verde urbano es fuente de bienestar gracias al contacto con la naturaleza. Pensemos, por ejemplo, a la importancia de la vegetación y las plantas: la mitigación del microclima, especialmente las altas temperaturas del verano, y la mejorara de la calidad del aire a través de la reducción de las concentraciones de contaminantes atmosféricos (se ha estudiado que las hojas atrapan en su superficie la partículas contaminantes y que la presencia de plantas aumenta la turbulencia de los flujos de aire, que ayuda a la dispersión de las partículas presentes).
Por esta razón, el documento afirma que: “para fomentar tanto el estancamiento como la reducción de los contaminantes se hace imprescindible la presencia de plantas y su distribución, ya que algunos estudios han demostrado que donde hay caminos con hileras de árboles frondosos se detectan niveles superiores de los principales contaminantes en comparación con las zonas con árboles colocados al azar; por otra parte, también la altura y el diámetro de la copa son factores importantes “.
Recordemos que hace unos meses se publicó el último informe de la calidad del aire 2014 de la Agencia Europea del Medio Ambiente y que Italia es la oveja negra de Europa por el número de muertes al año por la contaminación del aire: 3.400 muertes debido a la alta concentración de ozono y 64.000 debido al polvo fino.
Parece obvio que proteger y mejorar la naturaleza es fundamental para garantizar la salud de las personas. Una revolución verde en la planificación y diseño de las ciudades traería importantes beneficios a la comunidad y es por eso que cada vez más se debe fomentar la creación de bosques urbanos reales y la denominada infraestructura verde.