La juventud de nuestro cerebro pasa por el verde. Un color que mejora la salud de nuestra mente y llega hasta el profundo de nuestro imaginario. Desde la naturaleza y el mundo vegetal, pasando por la fertilidad, hasta la abundancia. El color verde invita nuestro cerebro al equilibrio, a la compasión y armonía. Verde es el color del individuo, de la esperanza y de la vitalidad.
A nuestro cerebro, el color verde recuerda el color de la naturaleza. Un lugar mágico donde la vida vuelve en equilibrio: desde siempre hemos intuido el potencial de este color. Por ejemplo, la necesitad de armonía coincide a menudo con la necesitad de vivir en el silencio y conectar nuestro cerebro con la naturaleza .
Hoy en día, incluso tenemos la confirmación por parte de la sciencia: vivir rodeados de arboles y naturaleza es muy beneficioso para nuestro cerebro. Algo que va más allá del simple efecto placebo y que nos afecta desde cuando somos niños.
Verde para la salud mental
La infancia es el momento más importante porque nuestro cerebro está tan nuevo que puede coger cada tipo de información desde el entorno. De hecho, dependiendo del lugar en donde crecemos, todos recibimos un número increíble de diferentes estímulos ambientales. Estos impactan directamente a nuestra salud mental. La ciencia sigue haciendo muchas investigaciones en este sentido.
En uno de estos, llamado Environmental Health Perspective, un équipo de científicos ha llegato a comprobar como nuestro cerebro, ya desde la niñez, cambia positivamente cuando estamos rodeados de la naturaleza y de su verde.
A través del análisis de 263 niños y niñas entre los 7 y 9 años, esta investigación ha definido el esquema general de como la estructura de nuestro cerebro cambia en relación a la esposición hacia el verde. Mejor dicho, un niño que ha vivido entre la naturaleza tiene mas capacidades cognitivas de otro que ha crecido en una ciudad sin espacios verdes.
Pero ¿cómo se ha establecido este asunto?
Por primero, los científicos han utilizado diferentes índices para calcular la cantitad de verde necesario para generar las modificaciones.
En un segundo momento, han analizado el cerebro de cada niño y niña a través de una resonancia magnética capaz de registrar el tamaño de las diferentes zonas cerebrales.
Por último, à través de un cuestionario digital, han examinado las capacidades cognitivas de todos niños y todas niñas. Combinando los varios datos de cada pequeño individuo analizado, se ha llegado a descubrir cuánto la exposición a la naturaleza influye en su cerebro. Sin embargo, los mecanismos de cómo se produce este cambio todavia no están claros.
Esta investigación lleva el mérito de poner el acento, una vez más, sobre los beneficios de vivir en equilibrio con la naturaleza.
Uno de los científicos implicados en el investigación nos recuerda que “una conexión mental y física con la naturaleza es necesaria si consideramos el contexto de urbanización en lo que vivimos; sobre todo para los ninos que más que otros necesitan respirar aire sano, lejos de las polución de nuestras ciudades”
Nuestro cerebro merece respeto
También esta investigación nos índica el camino mejor. Ahora es tiempo de actuar y encontrar los métodos mejores para prevenir los problemas de la urbanización y proteger las generaciones futuras.
Tenemos que comprometernos para difundir un estilo de vida sano y que lleve la naturaleza en el cerebro de las próximas generaciones. Entre 2050 la populación urbana se incrementerá hasta llegar a los 6 mil millones. Con eso está muy clara la importancia de convertir en verde nuestras ciudades.
Los árboles y el verde urbano embellecen los centros habitados y contribuyen a mejorar el aire que llena nuestros pulmones. Para respectar nuestra salud dentro del contexto urbano, tenemos que tomar en consideración todo eso.
Como ya hemos dicho, la calidad del aire es fundamental. Un buen aire nos permite oxigenar nuestra sangre de manera adecuada, y también nuestro cerebro. Pero, a menudo no valoramos cosas simples para respirar aire lindo también dentro de nuestras casas.
Entre polvos, fumos o emisiones debidas a la preparación de alimentos, nuestro aire doméstico se puede convertir en un mix explosivo de sustancias nocivas.
Pero, ¡no tenga miedo! También para resolver este problema siempre podemos confiar en las plantas, nuestro aliado mejor. Hay muchísimas especies de plantas que, por supuesto, nos darán una preciosa ayuda para purificar nuestro aire doméstico.
Por último, es muy importante pasear por la naturaleza. Una actividad recreativa, sana y que nos permite alejarnos de los ruidos de la ciudad.
Los beneficios son enormes y para lograrlos no necesitamos hacer esfuerzos impensables. Silencio, salud y verde: tres componentes fundamentales para mejorar las funciones del cerebro desde la niñez.
Y tú, ¿ conoces otras maneras para mejorar nuestra experiencia verde?
Foto de portada, Shelly Pence, Via Unsplash