El tiempo se ha vuelto nuestro peor enemigo, el ritmo de vida al que nos estamos acostumbrando cada vez nos impide considerar el turismo lento, sin prisa. De hecho vamos de un lugar a otro viendo los lugares desde nuestro celular e intentado sacar la mayor cantidad de fotos posibles sin ver el mundo realmente, por medio de nuestros ojos. Además, las redes sociales están llenas de cuentas especializadas en viajes que muestran algunos de los sitios y paisajes más bonitos del mundo. Esto ha impulsado el turismo de masas, sin que disfrutemos de cada detalle y cada lugar que veamos. ¿Ha oído hablar alguna vez de los viajes lentos o en inglés “slow travel” ? Siga leyendo para descubrir 8 consejos para viajar libre, lentamente y aprovechar todo lo que en verdad valga la pena.
1. El turismo lento favorece las relaciones sociales
El turismo lento es una forma de hacer turismo que te permite de vivir a plenitud la experiencia y de conocer mejor un lugar y su cultura. Hay varias formas de conocer un sitio, una de ellas es intercambiar algunas charlas con habitantes del lugar o con las personas que ya están en su camino: el conductor del taxi o del autobús, la camarera, el empleado del hotel, el tendero. Pídales sugerencias, por ejemplo:
- dónde les gusta comer
- qué les gusta hacer para divertirse
- dónde están las mejores joyas ocultas del lugar
Lo cierto es que a la mayoría de la gente le gusta compartir sus conocimientos locales y se muestra entusiasta si te interesa su región, su cultura o su especialidad. Conversar con los habitantes de Florencia, por ejemplo, puede revelarle otro lado de la ciudad que nunca podría encontrar por su cuenta.
2. Siga a los lugareños para encontrar los lugares perfectos
Otro consejo es que intentes seguir a los lugareños. En lugar de ir a restaurantes y tiendas para turistas, vaya a los locales más auténticos. ¿Cómo distinguir entre los dos? Si estás cerca de un gran sitio turístico o en un barrio muy turístico, las tiendas y los bares cercanos atenderán a los turistas. Ahora bien, no estamos diciendo que todos estos negocios sean malos, pero serán, en promedio, más caros y menos típico
3. Descubra el turismo lento y la cultura de un país a través de la comida
En primer lugar, debe intentar evitar rutas establecidas. Asimismo intenta descubrir restaurantes donde hay lugareños y no ves demasiados turistas. Infórmese sobre la comida de la zona y pida recomendaciones al camarero (o a un comensal vecino). Es una excelente manera de conocer las especialidades regionales. Conectar con una cultura y sus gentes a través de la gastronomía es una de las formas más eficaz de tener la mejor experiencia de viaje.
4. Explorar las carreteras secundarias
Busque las carreteras secundarias y transite por ellas por el medio que prefiera. Por ejemplo, en moto o en bicicleta de montaña. Esto le permitirá conocer mejor un lugar y adentrarse en nuevos maravillosos paisajes. Una vez que encuentres y realices una ruta en bicicleta de montaña que nunca hayas hecho antes, te sentirás como Peter Pan dirigiéndose al País de Nunca Jamás. Será saludable, impresionante y emocionante.
5. Conserve sus ahorros
El consumismo nos ha hecho creer que hay que gastar mucho para viajar por el mundo. Las grandes cadenas hoteleras y los restaurantes suelen ser más caros. Además, no ofrecen el mismo tipo de encanto y experiencia que un establecimiento local. ¿No es mejor tomar un tren a España aprovechando la vista desde el vagón ?
Cuando planifique sus próximas vacaciones, busque soluciones de alojamiento ecológicas, como casas de huéspedes locales o incluso opciones de intercambio de casas que pueden marcar la diferencia a la hora de vivir una experiencia que le cambie la vida. Si su alojamiento dispone de cocina, es una ventaja añadida. No tendrá que salir a cenar fuera frecuentemente y podrá conseguir ingredientes regionales con los que crear una cena realemnte loccal.
6. Less is more es uno de los principios básicoss del turismo lento
Cuantos menos puntos tenga planificados, más se divertirá improvisando. Llegamos al destino conociendo cada cosa con la que nos vamos a encontrar, esto solo hace que le quite «la sorpresa» a nuestro viaje. Decidir sobre la marcha qué visitar hace que el viaje sea más relajado y esté lleno de sorpresas. Cuando cada minuto de cada día está meticulosamente planificado, no hay lugar para los encuentros fortuitos. Para su viaje lento debe dedicarse a disfrutar de lo que el universo le tiene reservado.
7. Olvidar la zona de confort
Viajar de este modo no siempre es fácil. Implica una cierta confianza en que las cosas irán bien. Habrá momentos durante su viaje que pondrán a prueba su comodidad. Pero estos son los momentos que pueden ayudarte a crecer. Es posible que tenga que enfrentarse a las dificultades de idioma y culturales para tener éxito. Estos encuentros le convertirán en un viajero más culto y le darán una perspectiva mundial.
A diferencia de una experiencia turística, una experiencia más auténtica puede acabar con el hecho de comer un escorpión en China por primera vez. También dejará poca o ninguna influencia negativa en las comunidades locales, ya que no trabajará con empresas turísticas explotadoras. Te recompensarán aconsejándote sobre qué visitar mientras estás allí.
8. Poner tu bienestar emocional y psicológico por encima de todo
La idea principal del turismo lento es desafiar el ciclo interminable del estrés inducido por la vida. Viajar no debería ser estresante: tienes que viajar con el alma ligera, la mente abierta y el corazón expectante. Todos los principios clave del slow travel deben centrarse en tu bienestar emocional y psicológico. Hay que vivir plenamente el “aquí y ahora” y hacer que dure para siempre.