El viento que pasa por tu pelo, la emoción de un descenso rápido, los aromas de la naturaleza y la ciudad, la libertad: nada es inalcanzable, todo está cerca y todo es más bello en bicicleta.
Hay algunas ciudades de Italia que parecen haber nacido para ser visitadas y vividas en bicicleta, donde los coches desaparecen poco a poco y todos optan por la bici, gracias a una administración se preocupa por el medio ambiente y que invierte en carriles bici. Pero, ¿cuáles son? ¿Cuáles son las ciudades para visitar en unas vacaciones en bicicleta? ¡Vamos a verlas juntos!
1. Lucca, una ciudad a medida de bicicleta
Aquí mismo, donde fue inventado el motor de combustión interna, coches no se ven. El casco antiguo de Lucca es, de hecho, una enorme isla sin coches donde se pueden ver muchísimas bicis. Admira en su totalidad las maravillosas murallas y adéntrate en el casco antiguo para visitar el Palacio Ducal, la Torre del Reloj y todas las bellezas de esta ciudad medieval.
¿Qué ver en Lucca? Descúbrelo nuestra guía verde!
2. Verona para explorar sobre dos ruedas
A lo largo del rio Adige, a través de los puentes y luego El Arena. La bicicleta en Verona te permite ver rápidamente las maravillas del centro y sentirte parte de la ciudad. Hay muchas rutas en las que se puede viajar con confianza, porque el centro es una zona de tráfico limitado por su mezcla de arte, cultura y tradiciones.
No te pierdas: un paseo en bicicleta de tres horas desde Verona a Vicenza, o una aventura sobre dos ruedas de la ciudad de los amantes al Lago de Garda
Información útil: bici Verona, nuestro guía verde.
3. Florencia es más bonita en bicicleta
Cambiar las obras intemporales del centro de Florencia por parques en minutos, ¡con la bici se puede! También el centro de Florencia, patrimonio de la humanidad, está cerrado al tráfico y sus dimensiones la hacen ideal para un paseo sobre dos ruedas. El sol, la bici y las maravillas de esta increíble ciudad renacentista. ¿Hay algo mejor?
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4. Turín y sus 175 km de carril bici
De las obras maestras arquitectónicas a los parques metropolitanos, Turín ofrece a sus ciudadanos y turistas 175 kilómetros de carril bici. No es necesario ser grandes atletas, todo es llanura, y en la bicicleta la ciudad se ve con un ambiente diferente, lejos del tráfico y los ruidos. A lo largo de las calles arboladas se llega al casco antiguo con sus hermosas plazas y fachadas antes de moverse a lo largo del Po, en el hermoso parque Valentino o a lo largo de las orillas del Dora Riparia.
Información útil: alquilar una bicicleta en la ciudad, descubre nuestra guía para ver las maravillas de Turín.
5. Ferrara, la ciudad con más bicicletas de Italia
Ferrara es la ciudad que cuenta con el mayor número de bicicletas por habitante. No hay mejor manera de descubrir sus características y sinuosas calles y recorrer los nueve kilómetros de muros que rodean la ciudad vieja para descubrir las grandes obras del renacimiento. Los historiadores la señalan como la primera ciudad moderna de Europa: es la combinación perfecta de la historia que cada esquina esconde.
Info: Ferrara en bicicleta
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6. Bolonia: en el centro el coche da paso a la bicicleta
Bolonia es sin duda una ciudad amiga de la bici, y la administración favorece el uso diario de este medio ecológico. En un centro donde los coches no pueden pasar, la bici parece ser la solución perfecta. Pasar entre las dos famosas torres, enamorarse de la Piazza Maggiore, descubrir los numerosos monumentos y también los lugares de interés local y los secretos de la vida boloñesa: en bici se convierte en una experiencia única.
Info: Bicicletas públicas de alquiler
¿Qué plato tienes que probar? ¿Cuáles son los lugares más bellos de la ciudad? ¡Descúbrelo con nuestra guía!
7. Trento y Rovereto unidas por un carril bici
También en la capital del Trentino verás a muchos locales y estudiantes universitarios moverse a través de las calles del centro en bicicleta y podrás sentirse parte de la ciudad. Desde el MUSE, el hermoso museo de la ciencia en el barrio diseñado por Renzo Piano, al Duomo, y luego hasta el castillo de Buonconsiglio, con las montañas como telón de fondo, Trento es una ciudad a escala humana, que ofrece a sus visitantes unas vistas impresionantes.
Info: bike-sharing e-motion guía verde de Trento
No te pierdas: el itinerario en bicicleta desde el MUSE de Trento al MART de Roverto.
8. Parma, la ciudad de las bicicletas
Entre los edificios históricos, la cultura gastronómica, el río: Parma es una ciudad vibrante, es arte e historia, es amabilidad y comida. Y para descubrir su verdadera esencia sólo se necesita una bicicleta y comenzar a pedalear.
Información: La Cicletteria, la nueva estación donde también se pueden alquilar bicicletas.
¿Quieres organizar unas vacaciones en Parma? Lee nuestra guía verde.
No te pierdas: la ruta en bicicleta desde Parma al Castillo de Torrechiara
9. Rimini, pedalear a lo largo del mar
Las primeras cosas que vienen a la mente cuando se piensa en Rimini son las terrazas, el verano y la diversión. Pero Rimini no es sólo eso: es historia y comida, antes que nada. La gente de Rimini se mueve en bicicleta y pedaleando te sientes realmente parte de la ciudad y no un simple turista. Vas a descubrir así el Arco de Augusto, el arco romano más antiguo y mejor conservado, el puente de Tiberio, las pequeñas tabernas para luego pedalear en bicicleta por la costa, con sus playas y sus barcos de pesca. Es una ciudad donde lo antiguo y lo moderno se mezclan, y a pesar de la fuerte vocación turística, ofrece una autenticidad típicamente italiana.
Información: el servicio de bicicletas públicas en la ciudad.
¡Lee nuestra guía para descubrir las maravillas de Rimini!
10. Pesaro y la Bicipolitana
En Pesaro existe la Bicipolitana, un metro dnde en lugar de andenes hay carriles bici y en lugar de trenes hay bicicletas. Cuatro líneas, que conectan las diferentes partes de la ciudad, hacen que moverse sobre dos ruedas sea aún más fácil. La ciudad de origen romano, entre las colinas y el mar Adriático, tiene un encanto único de sabor antiguo.
Info: bike sharing.
Cada vez que veo a un adulto en bicicleta dejo de desesperarme por el futuro de la raza humana.
(Herbert George Wells)